Hoy intentaremos aunar dos etapas de las que teníamos
previstas. De Pueyo a Huesca y de Huesca a Bolea. Son dos etapas
cortas. Pero sumadas serán más de 40 kilómetros. Esta ya es una
distancia importante importante.
Tomamos café instantáneo con leche y galletas
Marías para desayunar en el albergue, antes de salir. También
llevamos embutido y pan para hacer un almuerzo por el camino.
En ambas etapas no hay mucha cosa por el camino,
por lo que deberemos comprar comida para hacérnosla en Huesca.
Aquí se quedan durmiendo Rosa, Julio y Manuel,
nuestros "sherpas" que ya estarán por siempre en nuestros
corazones. Por esta vez seremos nosotros los que salgamos delante.
Buen camino. Ultreia Peregrinos.
Salimos justo al clarear. Con una ligera llovizna.
Hoy no me pillan. Voy con mis zapatillas impermeables y mi pantalón
de agua.
Nos dirigimos por la carretera que une Pueyo y
Fañanás. El cielo, totalmente tapado, dificulta que las luces del
alba iluminen nuestro andar, y el recorrido es casi a oscuras.
A la salida de Fañanás, donde nos han conducido
hasta un camino de tierra comienza a llover con más fuerza. Como
vamos preparados nos ponemos la capelina.
El camino emprendido está totalmente enfangado y
con regueros de agua que discurre dicharachera empapando nuestras
zapatillas. No para de llover.
Va clareando, pero el cielo continúa tapado en
todo lo que la vista nos alcanza.
Pasamos Ola y un tramo más de carretera, pero de
seguida nos desviamos por caminos de tierra, a veces con verdaderas
torrenteras. La mayor parte del camino es dificultoso. Pero, ahí
estamos, mi compadre y yo, luchando contra los elementos.
Al fondo aparece una especie de hangar techado para
el ganado. Nos detenemos un ratito para comer unas galletas que hemos
cogido del albergue.
Ahora ya ha parado de llover. Continuamos camino en
busca de Huesca. Ahora el camino no es tan embarrado. Éste nos
conduce al borde de la meseta en la que estamos. Allí abajo, al
fondo, como a seis kilómetros aparece Huesca. Hemos ido a parar al
lugar donde pasa la ruta de las trincheras.
La bajada, indicada con señalización del Camino,
es una torrentera muy peligrosa en el descenso. De hecho, va cayendo
un torrente de agua en el lecho. Y digo lecho porque he estado a
punto de darme una “leche”.
Torrente abajo hasta tomar el camino último que
desemboca en Huesca. Pero antes de ello pasamos por una riera que hoy
baja a petar.
Llegados a Huesca, y siguiendo las señales llegamos
al polideportivo en el que hay un espacio cubierto en el que
paramos para almorzar. Justamente al lado del albergue de Huesca. Qué
casualidad!! En la puerta descubrimos a Miguel Ángel ¿Os acordáis
de aquel peregrino que iba en bicicleta en Tamarite? Conversamos con
él unos minutos y nos presenta a Rafael, el hospitalero del albergue
de Huesca. Una persona humilde que tiene mucha experiencia en el
camino. Miguel Angel nos convence para que, a pesar de no haber
pernoctado en el albergue, Rafael nos selle la credencial.
Con Rafael comentamos la experiencia que hemos
tenido de lluvia, agua y barro. Llegamos a la conclusión que lo
mejor es que , dada la situación en que se encuentran los caminos,
lo mejor es que vayamos a Bolea siguiendo la carretera hacia Jaca y
nos desviemos en Esquedas.
En Esquedas nos han dicho que hay para comer. Sin
embargo, el precio de la Venta no está a nuestro alcance. 42 euros
por comer uno. Compramos aditamentos en la gasolinera y comemos allí.
En una mesa que nos ha habilitado el chico de la gasolinera.
La cosa sale genial.
Llegamos a Bolea. En Restaurante Casa Rufino nos dan
las llaves del albergue. Todo el albergue para nosotros solitos. Éste
está muy bien. Con una habitación muy amplia con cinco literas
dobles. Ducha, cocina completa y terraza donde tender.
El calentador está estropeado, por lo que procede
ducharse con agua fría.
Hacemos la colada, tendemos y subimos a ver la
colegiata de Santa María la Mayor de Bolea. Vale la pena. Las vistas
son espectaculares.
Paseamos un ratito por el pueblo. En primer lugar
vamos a la farmacia a comprar algún apósito Cosmopor para preservar
una ampolla que le ha salido a Pepe por el efecto de caminar con los
calcetines mojados. Nos ha regalado dos del tamaño que
necesitábamos. Hablando, se llama Raquel y nos comenta que no
dejemos de visitar el castillo de Loerre, por donde pasa el Camino de
Santiago, de donde ella es nacida. Parece ser que es espectacular.
Tras un paseo por el pueblo y una visita a la
colegiata por el exterior, dado que la encontramos cerrada,
aterrizamos en Casa Rufino donde, tras una espera, cenamos más bien
poco.
RECORRIDO: Sencillo en cuanto al trazado, excepto
la bajada de Huesca, aunque muy embarrado y cubierto de agua
CLIMATOLOGÍA: Lluvia intensa hasta las ocho.A
partir de ahí cielo nublado abriéndose a medida que avanzaba el
día. tarde muy soleada.
ALBERGUE: está muy bien, ducha, cocina completa y
10 plazas en literas dobles.
Compañero que nos pillaaaaas!!!!!
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ResponderEliminarHola espero que sigáis bien,un abrazo desde el Prat .sois la repera
ResponderEliminarHola espero que sigáis bien,un abrazo desde el Prat .sois la repera
ResponderEliminarUn abrazo desde el Prat.,que tengáis buen camino. Y fuerzas.
ResponderEliminarUn abrazo desde el Prat.,que tengáis buen camino. Y fuerzas.
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