Me he despertado preguntándome si os preguntaréis por qué no hablo de mis pies. En el camino es uno de los aspectos más importantes ¿Os lo preguntáis? Venga... Va... Preguntáoslo.
Pues no hablo de mis pies porque no los siento. Y es que antes de salir (bueno, bastante antes) me hicieron unos arreglillos que considero importantes que se conozca. Antes de iniciar el camino, y sobre todo si se es novato como yo, es aconsejable hacer una revisión de la dentadura y de los pies. Mi hija Laura, que es odontóloga, me dejó los dientes rechinantes y nuestra amiga Thais, que es podóloga, me hizo unas plantillas aerodinámicas con motor auxiliar que pa qué las prisas. Un dolor de muelas o de pies haría inviable llevar a cabo tan larga travesía. Jejeje.. No os incluiré aquí propaganda de la clínica que dirigen ambas... Pero, al final os dejaré el link de su página web.
Bueno, al grano. Hoy salimos de Monzón con rumbo a Berbegal. Lo primero que hay que hacer es buscar donde tomar alguna cosa, porque ayer no pudimos comprar nada para desayunar.
Y mira que estuvimos concentraos en preparar la etapa de hoy... Es el estrés que llevamos.. Jeje.
De momento, parece que apunta a lluvia, por lo que el
pantalón impermeable se hace necesario y la capelina preparada por
si acaso.
Salimos del hostal subiendo a la derecha por la
calle Cervantes hasta la estación. Allí tomamos un café y medio
chucho para cada uno.
Cogemos por la calle Barón de Eroles hasta llegar
a la rotonda donde se toma la nacional que lleva a Huesca.
A la salida de Monzón pasamos un parque inmenso a
la izquierda y cruzamos el río cinca que presenta un color azul
turquesa.
Algo más adelante, tomamos, a la izquierda, el
desvío hacia Berbegal y de seguida pasamos bajo un túnel que
permite pasar al otro lado de la vía de tren. Aquí se inicia un
camino de tierra y piedras que lleva en cuesta por entre una zona
boscosa que nos sube a la plana superior... Llegamos a arriba sudando
abundantemente.
Algo más adelante, el camino lleva a un paso de
peatones sobre la vía del tren. Supongo que debe ser una vía en
desuso o poco utilizada. A partir de ahí cruzamos un polígono
industrial ubicado a las afueras de Monzón.
Ante nosotros se abre una extensa planicie cubierta
de hierba, cardos y retamas. Asimismo se pueden observar algunos
encinares dispersos
En este punto se aprecia poca tierra cultivada.
Llegando a Selgua, un pueblo pequeño de economía
rural, alcanzamos a Rosa, Julio y Manuel. Caminamos juntos hasta
encontrar el bar y local social donde ellos se quedan para desayunar
algo.
En el mismo Selgua buscamos dónde comprar pan para
almorzar, pero lo único que les queda es un pan de kilo. Quedamos
que lo compraremos en Ilches, un pueblo que debe estar a unos siete
kilómetros.
Por lo que vamos encontrando en el camino se
desprende que en esta zona hay rebaños de oveja, que encontramos, en
breve a un lado del camino.
La tenue luz que dejan pasar las nubes que ocultan el
sol da otro aspecto diferente al paisaje.
El camino discurre paralelo a una acequia ancha de
riego practicada en la tierra, en cuyo seno se desarrollan juncos y
cañizos pequeños.
Ahora la planicie se ve cultivada, campos recién
roturados,alfalfa y diferentes cereales. Y unos cuantos chopos de
ribera a un lado del camino.
De tanto en tanto, aparecen decantadores de
hormigón semejando pequeñas caídas de agua cuyo sonido reconforta
el espíritu.
Habíamos previsto comprar en Ilches, pero está a
300 metros del camino. Y en esa dirección el camino presenta un
aspecto embarrado. Así que almorzamos plátano y una barrita de
cereales.
La grava y piedra del camino, lejos de suponer un
problema, hace que éste no se embarre. Eso si seria un problema por
el sobrepeso que supone y la dificultad añadida al caminar.
Jilgueros, estorninos y verderones desde las
carrascas laterales cantan a nuestro paso. Los caracoles son los
dueños del camino.
Abandonamos la acequia para tomar el camino que
lleva a la ermita de Santa Águeda. El paraje en que se ubica la
ermita es precioso, mágico. Con mesas para picnic y rodeada de
carrascas por la zona del camino. Fuente de agua y bidones para
desperdicios
Seguimos hacia Berbegal por la calzada romana. Aqui
se nota ya un fuerte olor de plantas aromáticas. Sobre todo resalta
el intenso olor a tomillo, que nos acompaña hasta llegar al pueblo.
Cruzamos el canal de Terreu por el puente donde se
hace la decantación de las aguas. Tras subir una cuesta cortita, de
repente aparece, al frente, encaramado a la cima de la colina
Berbegal. El camino nos conduce ahora por entre campos de trigo y un
pequeño bosque de carrascas. Constantemente se ve Berbegal alli
arriba del todo. Majestuoso. Ya veremos cómo es la subida.
La subida es paulatina hasta llegar a la carretera
que lleva a Huesca. Tras cruzar la carretera seguimos por una pista
asfaltada que sube serpenteante hacia Berbegal. Aquí la sudoración
se intensifica, efecto de la humedad del aire que dificulta la
evaporación de la transpiración normal en el esfuerzo físico.
He acertado al traer las zapatillas impermeables.
Finalmente no ha llovido, pero el terreno esta empapado y la hierba
mojada va depositando sus gotitas sobre las zapatillas
Una vez en Berbegal buscamos el albergue. Hemos de
contactar con Manu. Así lo dice en la puerta de la casa de turismo
rural que se encuentra al lado del albergue. Así que llamamos. Manu
está en una romería, vendrá más tarde. Nos vamos a la plaza del
pueblo a un bar para comer. Ya nos avisara Manu cuando llegue.
Rosa, Julio y Manuel llegan más tarde. Pepe les ha
llamado para decirles donde estamos. La comida es muy aceptable y a
buen precio.
Al terminar llega Manu, un chico joven y simpático.
Maño, maño. Nos lleva al albergue, que dicho sea de paso es
excelente y cuenta con todo lo necesario.
Nos duchamos y ponemos una lavadora conjunta de los
cinco.
Manu, además de hospitalero, nos sorprende
ofreciéndonos una visita a la iglesia románica. Nos explica que
Berbegal tuena ahora 350 habitantes pero había sido un bastión
importante para la defensa del castillo de Monzón. Destacamento
templario que tiene más de mil años.
La iglesia de Santa María la Blanca es inmensa
para un pueblo tan pequeño. El pórtico románico, a pesar de su
degradación es bello. Construida con piedra arenisca, muestra la
mella que han dejado el paso de los años.
En la visita nos lleva a lo alto de la torre en que
se encuentra un campanario. Se accede por una angosta escalera de 78
peldaños contados por Julio.
Desde lo alto, la vista es impresionante. Desde el
Pirineo al Somontano. Desde Monzón a Zaragoza. Se aprecia así el
valor estratégico del enclave. Otro elemento que enriquece la magia
de este pueblo se deriva de que por Berbegal pasa el meridiano de
Greenwich.
Tras la visita. Vamos a comprar a una tienda que
abren exprofeso para nosotros. Hay que tener en cuenta que hoy
celebran aquí su patrón, San Gregorio, por lo que están de
fiestas. Y eso lo podemos ver porque, bajo el albergue, hacen jotas
bailadas y cantadas. Todo un espectáculo. Es impresionante la
riqueza y diversidad cultural de que gozamos.
El día ha dado para bastante hoy. Por la tarde noche
ha caído aquí la del pulpo. A ver como estarán los caminos mañana.
Mientras nos guarecemos de la lluvia bajo el toldo
exterior del bar de la plaza, nos aborda un chico joven, agricultor y
hablamos un poco de la zona. Nos deja entrever que nosotros hemos
traído la lluvia. Jajaja... eso contrasta con lo que nos dice
nuestro amigo Julio: "Santiago hace que no haya lluvia por donde
yo vaya en peregrinación".
El agricultor me comenta que este año la cosecha
es excepcional debido a la lluvia caida durante la primavera. De
hecho, para él ed tan buena que se refiere así: "mi abuelo
decía que quien viese tres primaveras así viviría más de cien
años". Hacía mención a que es extraordinario un año tan
productivo para el campo. La verdad es que por todas partes que
pasamos se ven verdes y lustrosos.
Ahora toca dormir un ratito y Alehop!! Hacia Pueyo
de Fañanás.
RECORRIDO: muy fácil y ameno. En puntos algo
embarrado. El paisaje vale la pena.
CLIMATOLOGÍA: cielo tapado con algo de viento
hasta Selgua. A partir de ahí algo de lluvia fina. Temperatura muy
agradable para caminar.
ALBERGUE: un diez. Se trata de un edificio
municipal del que dedican a albergue la planta inferior. Una estancia
muy amplia acoge tres literas dobles y dos camas bajeras. Cuarto de
baño completo y cocina completa. Lavadora y tendedero. Y el precio
irrisorio..5 euros.
Están haciendo una ampliación.
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