Hoy nos espera otra gozada de trayecto. Algo más
largo que ayer. 25 km por parajes que sólo viéndolos con tus
propios ojos se puede captar su belleza. Las palabras no me alcanzan,
se quedan cortas para describirlos.
Parece ser que en la estación de la Peña
encontraremos algo. Si embargo, anoche Ascensión nos trajo una barra
de pan y dos manzanas como le pedimos.
En el camino no hay donde tomar un café ni aquí
tampoco. Así que habrá que tirar de reservas. Llevamos café
soluble y agua aquí no falta. Una barrita mojada hará las veces de
magdalena.
Dejaremos este lugar, que permanecerá para
siempre en nuestro corazón. Un corazón que ya late un poco a ritmo
de este verde Aragón que estamos conociendo.
Uff. He salido un momento del albergue para tirar
la bolsa de basura, en la operación "déjalo todo como lo has
encontrado y si puedes mejor"", y el viento es fuerte y
frío, a pesar que el día ha amanecido bien soleado. En lugar
de un café soluble nos iría mejor in carajillo.
Gento y José María nos aconsejaron ir por la
pista forestal en lugar del camino marcado. Lo único que debemos
hacer es no dejarla.
Les haremos caso.
Tal como habíamos quedado con Antonio, el
hospitalero de Sarsamarcuello, dejamos la llave del albergue en una
hendidura cuadrada en el muro de piedra de su casa. A estas horas
hace frío.
Si la entrada en el pueblo era un pedregal cuando
llegamos, la salida es también un pedregal en el que se ha de tener
cuidado de no lesionarse.
Se sale por una empinada cuesta. Del pedregal se
pasa a una pista de hierba hasta llegar a la pista forestal.
El paisaje visto desde arriba es impresionante. El
viento arriba arrecia y se torna más frío.
Cogemos la pista como nos indican. El paso por la
cima es un pedregal, pero vale la pena por disfrutar de la postal que
se extiende a nuestros pies.
Seguimos una pista ancha y buena de grava pisada.
Mirando de frente se ve como se recorta contra el
cielo azul celeste la silueta de la ermita y torre de Marcuello.
Aquí arriba la vegetación es de monte bajo:
tomillo, matojo y algún abeto pequeño.
En la cima volvemos a encontrar las marcas de la
caminata de Bolea ¿os acordáis?
Pasamos por las ermitas de Marcuello y de San
Miguel. También la torre del castillo algo desvencijada.
Pasamos por la Peña del sol. Un risco allá a lo alto. Y como todo lo que se sube se baja, pasada la peña se inicia el descenso.
La retama hace amarillear la falda de la montaña que atravesamos. Ante nosotros se abre un desfiladero.
Aquí arriba el frío es mayor. Las manos las llevo heladas.
Al iniciar la bajada las montañas se cubren de pino y abeto. Al fondo se ve el Pirineo. Unas pequeñas nubes no nos dejan ver en su completitud las nevadas cimas.
El viento y el frio son ahora menores a este lado de
la montaña. Casi han cesado.
El camino baja serpenteante, siguiendo las
caprichosas formas de la montaña. Caídas de agua lo atraviesan.
A medida que bajamos, la vegetación es más alta,
las retamas, los bojes, los arbustos de todo tipo.
Se oye abajo el discurrir del agua. Debe ser un
arroyo grande por el ruido que se percibe.
Ya lo veo por primera vez el rio, solo un recodo
abajo.
El canto de los pájaros nos acompaña en todo
momento.
Aumenta la sensación de calor. Hay que quitarse el
cortaviento de Lidia.
En medio de la bajada paramos para almorzar un
trozo del pan que tenemos y una loncha de lomo relleno. Ademas de
hidratarnos un poco y refrescar el espíritu con el sonido de la
naturaleza cuando solo ella habla.
Vuelve el viento a arreciar. Creo que es debido a
que estamos próximos a un desfiladero por el que se une el arroyo a
la corriente principal que produce una corriente de aire.
Pasamos la angosta garganta y abajo aparece La
Peña. Un aserradero inmenso.
Y el rio majestuoso de aguas verde-grises donde el
arroyo que traíamos descarga sus aguas. En realidad se trata de un
brazo del embalse de La Peña alimentado por el Garona.
El último tramo de la bajada lo flanquean robles y
pinos. En los que se aprecia el efecto de la oruga Procesionaria.
Ya un vez abajo del todo, pasamos el puente sobre
una única vía.
A la izquierda al fondo se ve el embalse de la
Peña. En este momento se agradece el paso de alguna nubecilla que
oculte el sol de tanto en tanto.
Pienso que en este viaje piso lugares que solo mis
suelas pueden pisar.
En La peña hay una panadería que además tienen
algunos comestibles. No tienen fruta. Compramos un bote de garbanzos
y una bolsa de patatas para engordar un poco lo que disponemos para
comer: pan y cerdo relleno de pasas y piñones.
La salida de La Peña se hace por la carretera. Se
observa que el paisaje aquí presenta formaciones de tierra del color
del cemento.
A un km se marca un desvío desde la carretera que
se adentra en la montaña por una zona difícil de caminar empinada y
tortuosa.
Cien metros mas arriba concluye la cuesta y aparece
un río bastante caudaloso y, al fondo, una caída de agua muy
interesante.
El agua es cristalina.
El sendero por el que nos han desviado las señales,
que bordea el río, resulta angosto.
Atravesamos una cerca con un letrero de animales
sueltos. Por las deposiciones en el sendero, deben ser caballos.
Ahora el paisaje no es de espacios abiertos al
horizonte. El paisaje es de bosque cerrado. Lo que se ve se define en
la ladera de enfrente y el discurrir del rio en el fondo del valle
A lo largo de este tramo, se observan varias
cabañas grandes de piedra semi derruidas.
Que grande!! que grande!! En mitad de la montaña,
sin cobertura ninguna y me entra un guasap de Xavi ¿Cómo se las
arreglará para tener acceso a todas partes? Xavi es un amigo de
Cubelles, director del máster de Prevención de riegos Laborales de
la Universitat Oberta de Catalunya. Me invita a unas jornadas sobre
empresa y prevención de riesgos... jejeje yo estoy en el Camino. No
podré asistir.
Siguiendo el sendero, cruzamos la cerca de salida.
Es una planicie poblada de abetos altos comidos por la procesionaria
El camino se ensancha notablemente.
Rio arriba el sonido del rio acaricia mis oídos.
La temporada de lluvias ha hecho que los ríos
bajen con más agua de la habitual, por lo que el agua pasa por
encima de la vaguada. Nos vemos obligados a descalzarnos, remangarnos
los pantalones y cruzar descalzos con cuidadín porque todo resbala
mucho.
El paso por el agua helada resulta doloroso. No solo
por la helor sobre la piel, sino porque en cualquier momento puedes
resbalar. Y eso es la que sucede. Pepe se pega una leche y se queda
“sentao” de culo en el agua.
En dos ocasiones hemos de descalzarnos para cruzar
el rio.
Dejamos el camino principal y subimos por un
sendero entre pinos.
Cerca de Ena se abre el paisaje. Ya se ve al frente
la pared cortada de una sierra. Una bajada y de frente aparece el
pueblo de Ena. Se llega tras algunas bajadas y subidas suaves. Se
trata de un pueblo relativamente pequeño de edificaciones en piedra.
La plaza del pueblo es preciosa.
Llamo a Ramon, el hospitalero del albergue y no
tiene cobertura. Llamamos a la puerta de una casa en la que parece
que hay alguien y baja una señora que, muy amable, nos acompaña al
albergue, que está abierto, y nos enseña las estancias.
Es un albergue que se ve nuevo, espacioso, bonito.
Si no fuera porque alguien lo ha dejado con barro de las botas por
todos lados, sería perfecto. Lo primero que hacemos es barrer.
Una cocina completa. Salón de estar-comedor amplio
con sofá y mesa y bancos de madera grande y nueva. Cuarto de baño
con ducha dos retretes y dos lavabos. Cuatro literas dobles.
Tendedero..en fin, no se puede pedir más.
Cobertura en el pueblo... Ni pum. Bar o cualquier
cosa que se asemeje, nada de nada. Esto si es peregrinaje.
Una duchita, la colada diaria y a comer
La tarde no da para mucho. No hay donde ir. Hasta la
iglesia está cerrada. Así que a dedicarse a contemplar como se seca
la ropa y a escuchar la radio.
Sobre las 10 viene un chico diciendo que estaba con
Ramón y que éste le había dejado venir a dormir. Pues "no
problem".
RECORRIDO: En general el piso bueno. tramos mixtos de pista de tierra y carretera. Subidas y bajadas pero sin ser exageradas. El paisaje excelente.
CLIMATOLOGÍA: Algo fría de inicio pero subida de temperatura a medida que avanza el día. Muy buena para caminar.
ALBERGUE: albergue que se ve nuevo, espacioso, bonito.Una cocina completa. Salón de estar-comedor amplio
con sofá y mesa y bancos de madera grande y nueva. Cuarto de baño
con ducha dos retretes y dos lavabos. Cuatro literas dobles.
Tendedero..en fin, no se puede pedir más.
Obriu bé els ulls i tengueu força bateria per fer fotos doncs avui feu una etapa espectacular. Bon camí!
ResponderEliminarQue tengáis un buen recorrido por esos parajes, campeones.un abrazo... Recuerdos de Tere.
ResponderEliminarQue tengáis un buen recorrido por esos parajes, campeones.un abrazo... Recuerdos de Tere.
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