martes, 10 de mayo de 2016

Pueyo de Fañanás a Bolea 11-5-2016

Hoy intentaremos aunar dos etapas de las que teníamos previstas. De Pueyo a Huesca y de Huesca a Bolea. Son dos etapas cortas. Pero sumadas serán más de 40 kilómetros. Esta ya es una distancia importante  importante.

Tomamos café instantáneo con leche y galletas Marías para desayunar en el albergue, antes de salir. También llevamos embutido y pan para hacer un almuerzo por el camino.
En ambas etapas no hay mucha cosa por el camino, por lo que deberemos comprar comida para hacérnosla en Huesca. 
Aquí se quedan durmiendo Rosa, Julio y Manuel, nuestros "sherpas" que ya estarán por siempre en nuestros corazones. Por esta vez seremos nosotros los que salgamos delante. Buen camino. Ultreia Peregrinos.

Salimos justo al clarear. Con una ligera llovizna. Hoy no me pillan. Voy con mis zapatillas impermeables y mi pantalón de agua.
Nos dirigimos por la carretera que une Pueyo y Fañanás. El cielo, totalmente tapado, dificulta que las luces del alba iluminen nuestro andar, y el recorrido es casi a oscuras.

A la salida de Fañanás, donde nos han conducido hasta un camino de tierra comienza a llover con más fuerza. Como vamos preparados nos ponemos la capelina.

El camino emprendido está totalmente enfangado y con regueros de agua que discurre dicharachera empapando nuestras zapatillas. No para de llover.

Va clareando, pero el cielo continúa tapado en todo lo que la vista nos alcanza.
Pasamos Ola y un tramo más de carretera, pero de seguida nos desviamos por caminos de tierra, a veces con verdaderas torrenteras. La mayor parte del camino es dificultoso. Pero, ahí estamos, mi compadre y yo, luchando contra los elementos.

Al fondo aparece una especie de hangar techado para el ganado. Nos detenemos un ratito para comer unas galletas que hemos cogido del albergue.

Ahora ya ha parado de llover. Continuamos camino en busca de Huesca. Ahora el camino no es tan embarrado. Éste nos conduce al borde de la meseta en la que estamos. Allí abajo, al fondo, como a seis kilómetros aparece Huesca. Hemos ido a parar al lugar donde pasa la ruta de las trincheras.

La bajada, indicada con señalización del Camino, es una torrentera muy peligrosa en el descenso. De hecho, va cayendo un torrente de agua en el lecho. Y digo lecho porque he estado a punto de darme una “leche”.

Torrente abajo hasta tomar el camino último que desemboca en Huesca. Pero antes de ello pasamos por una riera que hoy baja a petar.


Llegados a Huesca, y siguiendo las señales llegamos al polideportivo  en el que hay un espacio cubierto en el que paramos para almorzar. Justamente al lado del albergue de Huesca. Qué casualidad!! En la puerta descubrimos a Miguel Ángel ¿Os acordáis de aquel peregrino que iba en bicicleta en Tamarite? Conversamos con él unos minutos y nos presenta a Rafael, el hospitalero del albergue de Huesca. Una persona humilde que tiene mucha experiencia en el camino. Miguel Angel nos convence para que, a pesar de no haber pernoctado en el albergue, Rafael nos selle la credencial.

Con Rafael comentamos la experiencia que hemos tenido de lluvia, agua y barro. Llegamos a la conclusión que lo mejor es que , dada la situación en que se encuentran los caminos, lo mejor es que vayamos a Bolea siguiendo la carretera hacia Jaca y nos desviemos en Esquedas.

En Esquedas nos han dicho que hay para comer. Sin embargo, el precio de la Venta no está a nuestro alcance. 42 euros por comer uno. Compramos aditamentos en la gasolinera y comemos allí. En una mesa que nos ha habilitado el chico de la gasolinera.
La cosa sale genial.


Llegamos a Bolea. En Restaurante Casa Rufino nos dan las llaves del albergue. Todo el albergue para nosotros solitos. Éste está muy bien. Con una habitación muy amplia con cinco literas dobles. Ducha, cocina completa y terraza donde tender.
El calentador está estropeado, por lo que procede ducharse con agua fría.

Hacemos la colada, tendemos y subimos a ver la colegiata de Santa María la Mayor de Bolea. Vale la pena. Las vistas son espectaculares. 

Paseamos un ratito por el pueblo. En primer lugar vamos a la farmacia a comprar algún apósito Cosmopor para preservar una ampolla que le ha salido a Pepe por el efecto de caminar con los calcetines mojados. Nos ha regalado dos del tamaño que necesitábamos. Hablando, se llama Raquel y nos comenta que no dejemos de visitar el castillo de Loerre, por donde pasa el Camino de Santiago, de donde ella es nacida. Parece ser que es espectacular. 

Tras un paseo por el pueblo y una visita a la colegiata por el exterior, dado que la encontramos cerrada, aterrizamos en Casa Rufino donde, tras una espera, cenamos más bien poco.

RECORRIDO: Sencillo en cuanto al trazado, excepto la bajada de Huesca, aunque muy embarrado y cubierto de agua

CLIMATOLOGÍA: Lluvia intensa hasta las ocho.A partir de ahí cielo nublado abriéndose a medida que avanzaba el día. tarde muy soleada.

ALBERGUE: está muy bien, ducha, cocina completa y 10 plazas en literas dobles.

7 comentarios:

  1. Compañero que nos pillaaaaas!!!!!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Hola espero que sigáis bien,un abrazo desde el Prat .sois la repera

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  4. Hola espero que sigáis bien,un abrazo desde el Prat .sois la repera

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  5. Un abrazo desde el Prat.,que tengáis buen camino. Y fuerzas.

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  6. Un abrazo desde el Prat.,que tengáis buen camino. Y fuerzas.

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