viernes, 17 de junio de 2016

Epílogo 18-6-2016


En Portosín nos espera la hermana de mi compadre, María José, que nos acoge en su casa como si fuera la nuestra.
Desde estas páginas quiero darle las gracias por el trato que nos ha dispensado. Nos ha preparado las más exquisitas recetas de la cocina gallega y hemos bebido de los mejores vinos de esta tierra.

Ya tengo mi guindo, cogido de los tallos nuevos del guindo de Maria José. Espero que sobreviva en casa. Y os preguntaréis vosotr@s ¿qué es un guindo? Pues es una especie de cerezo borde que da una especie de cereza que tiende a amarga. Y os volveréis a preguntar ¿y para qué quiere este peregrino un guindo? Pues fácil. Mi compadre me enseñó el secreto del orujo guindado. Desde entonces hago un sucedáneo con mis ciruelas de un prunus pisardii que tengo en mi jardín. Pero lo suyo son las guindas.
La ria de Muros-Noia es un paraíso. Quizás esto amortigua la sensación de agobio que siento. Estos días me son grises.


Inicialmente pensábamos estar hasta el día 20 de junio para después marchar a Coruña y, desde allí, tomar un tren a Barcelona. 

Mirando precios de billetes comprobamos que han cambiado ostensiblemente respecto de cuando los habíamos mirado hace dos meses.
De un lado esto y de otro quiero alejarme cuanto antes. Es como si el permanecer aquí, donde ha acabado el Camino, me hiciese daño. Así que decidimos adelantar la partida a mañana día 17 y salir desde Santiago. Dormiremos en un albergue ya que el tren sale a las 8:34 de la mañana.

Hoy Pepe ha ido a remojarse los pies en su playa de Beneso, en su querida playa donde pasó gran parte de su infancia. Me ha preguntado si le quería acompañar. Me ha parecido oportuno dejar que lo haga solo.
Mientras, me he ido al muelle del puerto a ver como descargan las cajas de sardinas recién capturadas. Me entretengo viendo como despliegan los aparejos para limpiarlos, revisarlos y dejarlos preparados para esta noche en que volverán a faenar. Es como transcurre aquí la vida.




Sergio, un vecino y amigo entrañable de María José, nos ha regalado un vino exquisito hecho por él.
En su casa nos explica cosas de la tierra. Nos relata cada uno de los trocitos de tierra de quién es la propiedad. Entre otros, indica qué trozo es de la familia de mi compadre.
Imposible para mi saber cómo lo hacen para controlar qué trozo es de quién. Pero lo saben.

Sergio está pasando una época un poco difícil. Seguramente no hay mejor lugar donde dejar mi cruz de San Juan de Ortega que colgada de su cuello. Estoy seguro que le va a acompañar como me ha acompañado a mi en mi peregrinaje.

Desde su hórreo las vistas sobre la ría son impresionantes.


Después de comer un arroz con sepia, nécoras y setas que "quita el sentío" acompañado por un albariño Terras Gauda, tomamos el autobús que nos retorna a Santiago.
Esta vez la entrada no la siento triunfal. Se acaba, se acaba. Son los últimos instantes y lo sé.
Buscando un albergue vamos llegando hacia la zona de la Catedral. Mi corazón se acelera de nuevo. Nos vamos encontrando con peregrin@s que conozco. Nos saludamos y nos despedimos. Denise, una chica canadiense amiga de Lis, nos dice que en el Seminario Menor tienen albergue por 12 y 15 euros. Hacia allí vamos.


Ufff un último alegrón. Yolanda está en Santiago. Fue a Finisterre y hoy ha regresado para tomar el avión que la devolverá a su Holanda natal. Jejeje Como en las grandes competiciones, quedamos en la Plaza del Obradoiro para intercambiar las camisetas con las que habíamos entrado en esa misma plaza hace tres días. Así que la camiseta que me regalaron mis amigos de Montesquiu L'AEM marcha hacia Países Bajos. Seguro que allí estará a buen recaudo. Esta vez la despedida es sin llanto.

Hoy, mañana del 18 de junio, tempranito para comprar billete y coger el tren que nos lleva a Barcelona. En realidad, cogemos uno con transbordo en Ourense.
Antes de eso, desayunamos en la propia estación. Viendo los precios que se gastan, decidimos subir al centro de Santiago para comprar unos bocadillos para el viaje. Cerca de la Plaza Galicia encontramos una cafetería abierta donde nos los preparan.



Al andén 4. Al andén 4!! Veinte minutos antes avisan que se inicia el control de acceso. Vamos yendo, aunque yo es como si no fuese. El andén está repleto de peregrin@s que regresan a sus hogares. Como dice Jaume Oromí la vuelta es la etapa más dura.
De salida pasamos una zona de niebla y un túnel. Es como pasar por un túnel del tiempo que te devuelve a la realidad. Me siento como si hubiese ido a una quijotesca batalla de la que vuelvo victorioso pero vencido. Y recuerdo algunos versos del Hombre de La Mancha que siempre me reconfortan... 
Con fe lo imposible soñar.
Al mal combatir sin temor.
Triunfar sobre el miedo invencible.
En pie soportar el dolor.

Amar la pureza sin par.
Buscar la verdad del error.
Vivir con los brazos abiertos.
Creer en un mundo mejor.

Es mi ideal
la estrella alcanzar
no importa cuan lejos
se pueda encontrar... 

Pep, el peregrino de Vilafranca que caminaba junto a su hijo Pau, me comenta que hay gente que queda colgada del Camino. Me da un consejo muy sabio: tu camino está en tu casa. Y si tienes "mono" haz como yo, coges una semana y te vas a caminar a hacer un tramo nuevo.
La verdad es que aún hoy que escribo este último epílogo me resisto a deshacer la mochila. De hecho la he dejado medio montada. Quien sabe!! Never say never!!

Creo haber aprendido varias cosas:
1) En realidad, lo importante es el Camino. Es menos importante llegar.
2) Respeto por el entorno, por las personas y por la simbiosis de ambas. Deja lo que encuentres como lo has encontrado. Si lo encuentras limpio déjalo limpio. Si lo encuentras sucio déjalo sucio porque puede suceder que los conceptos de limpio y sucio no sean válidos en todo lugar y momento.
3) Ayuda en aquello que esté en tu mano. Dar gracias es bonito, es correcto y bueno. Pero, de igual manera que recibes ayuda, cuando ayudas tu esa es la mejor manera de dar las gracias.

Concluyo este epílogo, que es un punto y seguido, recordando y agradeciendo a tod@s cuant@s me han ayudado a comprender qué significa el Camino. Quisiera poner los nombres de tod@s pero me es imposible. Así que en representación pongo sólo algunos:
De Montserrat: Marta y Ramiro, Julio y Rosa, Manuel. De Castellolí: Jaume Oromí. De Tárrega: Nadia, Esther. De Tornabous: Nanci la panadera. De Linyola: Josep Caba, Mireia, Ivan que nos han acogido en su casa. De Algerri: Casimiro. De Tamarite de Llitera: Carmina, Miguel Ángel, Andrea. De Berbegal: Manu. De Pueyo de Fañanás: Ana. De Huesca: Rafael. De Bolea: Rufino, Raquel. De Sarsamarcuello: Antonio, Ascensión, Goyo, Gento, José María Franco, Jesús. De Arres: Lola y Ramón, Tomas, Amandine, Julie, Max. De Artieda: Hummil, Taubmann, Rosalie. De Undués: Pedro y Patricia alberguer@s, José, Carlos, Mike, Pep y Pau. De Monreal: Charo, Monique, Michel. De Tiebas: Koldo, Belén. De Lorca: Marisol. De Los Arcos: Ana alberguera, Silvain, Imanol, Josu e Iñaki. De Viana: Ikuyo, Alvaro, Violeta, Ana Belén, Luca, Yamnick Guisson. De Ventosa: Juta, Aitor. De Azofra: Ángel, Juan, José Luis, Emilie. De Villamayor del Rio: Mari Carmen y Guillermo. De San Juan de Ortega: Ane, Mariona, Patricia irlandesa. De Burgos: Félix Rioja, María. De San Bol: María José, Lurdes, Robert Santander, Stefano, Marco. De Itero de la Vega: Nancy de Grecia y vive en Saint Louis, Sergio del albergue La Mochila. De Lédigos: Fátima. De Bercianos del Real Camino: Rafael y Juan Antonio de Arnedo (La Rioja), Francisco y Paco de Bar el Sueve, Suzanne, Luciano. De Puente Villarente:  Keli y Julio, Irene, Alejandro. De León: Hermógenes, Pedro, Samantha y Favia hospitaler@s, Jacinta y Angel de La Cantina. De Villavante: Carmen y Estefanía albergueras, Sara, Yolanda, Alex. De Astorga: Santiago. De Foncebadón: Pepe, Azucena de Madrid, Juan manuel de Segovia y Jose de Zamora. De Portomarín: Diego, Rafa amigo de Pepe. De Melide: Lis, Agnes. De Portosín: María José.

lunes, 13 de junio de 2016

O'Pedrouzo a Santiago 14-6-2016


Hoy es un dia especial. Es el dia. Me he despertado antes de las 4. Me repito los nombres de tod@s aquell@s que quiero tener presentes cuando abrace a Santiago. No quiero dejarme a nadie.
Sé que voy a entrar en la Plaza del Obradoiro en volandas. Llorando como un chiquillo desconsolado. Es la emocion que me embarga.
Ayer recuperamos antigu@s compañer@s de viaje. Con tod@s ell@s quiero entrar. Forman parte de mi vida ya para siempre.

Un disloque. Tela la de gente!!
Son las 6:00 cuando dejamos el albergue. De momento no llueve, pero el cielo está nuboso. Nos quedan 20 kilómetros por delante hasta llegar a Santiago. Hoy decido ponerme la camiseta azul de L'AEM. Quiero entrar en Santiago con mis compañer@s de Montesquiu también.

Hay un bar cercano que abre y nos vamos a tomar el último desayuno peregrino. En el bar encontramos a Sara ¿os acordáis de la americana que tuvo problemas en sus pies? 21 años. Haciendo un Erasmus en Santander. Está junto a un grupo, todos jóvenes, a los que reconozco. Nos hemos ido viendo desde hace tiempo. Ingrid, la alemana que viene acompañada de su perrita Tuna me choca la mano por los dedos pulgares. Veo el brillo en sus ojos por la excitación de llegar.

Una vez desayunado, emprendemos la marcha. La calle es un rosario de Peregrin@s. Aún es casi de noche.


El bosque está aún muy oscuro, lo que hace que el olfato y el oído se agudicen. Huele intensamente a eucaliptus. Los pajarillos nos arruyan con sus trinos. Nos avanzan que llegamos a nuestra meta final.

Aquí el bosque es un resumen de todo cuanto hemos visto. Eucalipto, pino, helecho, roble, ginesta, acacias...


Voy tomando notas. Tratando de captar cada uno de los instantes con mi cámara. Me estoy retrasando. Me apetece sentir la soledad del peregrino. Aunque aquí es casi imposible. Respiro profundo. Percibo olores ancestrales y aromas que reconozco. 
Tuna me va pasando y volviendo atras. Eso significa que el grupo en el que va Ingrid y Sara va detrás. De hecho, voy escuchando sus voces.


El dia sigue nuboso y el bosque cubierto de niebla. Lluvia de la que llueve y no llueve.
Vamos pasando pequeñas aldeas. Acelero para tratar de alcanzar a Pepe y a Diego. hace rato que ya no les veo. Van a toda galleta. 

A mitad de camino reconozco el andar de Yolanda. Lleva puesta una rodillera y, por como pisa, creo que lo está pasando mal.
Me paro a hablar con ella. Va exultante. Su andar me dice que va mal, pero responde en su inglés "I'm fine Salvador".
Desde ahí hemos caminado juntos. No estoy seguro que haya sido lo mejor, porque yo llevo un paso más rapido. Y trata de seguirlo. Así que acomodo mi ritmo al suyo. 

Dos horas impagables de inmersión en inglés. Yo sé que la mitad de lo que digo está mal construido. Aun así, tiene paciencia y me va dando conversación y corrigiendo mis "palabros".


Llegamos a Monto do Gozo. Un lugar emblemático para el peregrinaje. No poc@s peregrin@s deciden pasar aquí la última noche. A cinco kilómetros de Santiago.
Pasamos de largo la parte donde se encuentran los albergues y encontramos una ermita polaca, en la que entro para sellar. La verdad, no sé por qué lo hago. Sólo he estado sellando donde hemos dormido. Quizás es que quiero retrasar el hecho de acabar mi peregrinaje.
A la izquierda hay um montículo sobre el que se erige un monumento conmemorativo de la peregrinación de Juan Pablo II. Subimos a hacer una foto.


Tras un pequeño descanso para beber agua, tomamos la cuesta abajo que lleva a Santiago. Nada más tomarla, al fondo se ven los edificios de la ciudad. Un subidón. La veo cerca. Voy un poco aturdido. Tratando de asimilar sensaciones y emociones que oprimen mi corazón. 
Mi móvil me salva. Mi Laura me había enviado una grabación. Me canta una canción emblemática. Cantares, un poema de Antonio Machado musicado por Joan Manel Serrat..."..caminante no hay camino. Se hace camino al andar...". Ni corto ni perezoso pongo el móvil a todo trapo y me lanzo a cantar a dúo con mi hija a voz en grito. Es una canción motivadora. 
Yolanda, que no entiende la letra, va azarada... l@s peregrin@s que vamos pasando se sonríen por oirme cantar tan fuerte. No es fácil ir a mi lado en esas circunstancias ¿nos tomaran por chiflados? No me importa, canto con mi hija. Hasta Yolanda se arranca a canturrear tarareando. Es clarinetista y tiene muy buen oído musical.


El descenso es rápido. Es como si fuese en un sueño. Sólo busco las señales que me guíen a la Catedral. A medida que llegamos noto una fuerza que me comprime, me aturde, me hace llorar. Aún así hay que continuar.
Ya se pueden ir viendo las torres de la Catedral por entre los edificios. Las conchas de bronce en el suelo nos guían. Llegamos a la plaza de la Inmaculada, que está a un lado de la Catedral. Esta plaza se comunica con la Plaza del Obradoiro por un túnel, en el que hay un chico jóven que inicia a tocar la gaita justo cuando vamos a entrar en el túnel. Es como un subidón de adrenalina. Es indescriptible la emoción que siento. Sólo faltan escasos diez metros para llegar. Como una especie de mecanismo de solidaridad, tras largas y duras jornadas que tod@s los peregrin@s reconocemos, entramos en la plaza cogidos de la mano. Pisando fuerte con mi bordón. El que grabó para mi mi Laura. En el que se condensa lo que más quiero.
Hay que vivirlo para creerlo. Nada más entrar en la plaza de la Catedral nos fundimos en un abrazo emocionados, sollozando como criaturas.


Pepe y Diego hace ya un rato que han llegado. No les veo por allí. Nos vamos a hacer los trámites de rigor y es en la sede del peregrino que reencuentro a mi compadre, que me da todas las instrucciones sobre qué hay que hacer.
Tras recoger la Compostela y dejar las mochilas, nos vamos a hacer las fotos obligadas en la Plaza del Obradoiro en que se encuentra la fachada principal de la Catedral.
Está totalmente tapada por andamios. Una pena.

Ya somos peregrin@s diplomad@s
Entramos a la Catedral por la Puerta Santa. una entrada que está justo detrás y que sólo se abre en año Jacobeo. El 2016 ha sido declarado excepcionalmente año Jacobeo.
Esta puerta va a parar justo donde se encuentra la imagen de Santiago. No hay mucha cola. En poco tiempo estamos subiendo la escalinata que lleva a él. Voy recordando las caras de tod@s cuant@s quiero tener presentes en mi pensamiento cuando le abrace. Un largo abrazo. En un flash l@s veo a tod@s.


Tras esto, no da tiempo a más. La misa de peregrinos es a las 12. La Catedral está abarrotada. Solo encontramos un sitio en las escaleras de salida. Mejor eso que permanecer de pie. Las piernas están resentidas. 
Antes de la misa, en diferentes idiomas van dando la bienvenida a l@s peregrin@s.... "de Montserrat han llegado hoy dos peregrinos". Ufff esos somos nosotros!! Mi compadre y yo. Tengo un nudo en la garganta.


Misa. Botafumeiro. Todo son emociones.
Acabada la misa, me despido de Yolanda. Otra jartá de llorar. Después de compartir Camino y tertulias sabes que vas a perder a todas estas personas. Aunque eso si, estoy seguro que permanecerán en mi corazón para siempre. Y como ella dice "never say never".

Tal como estaba planificado, después de comer en Santiago y comprar algunos regalos, tomamos el autobús que nos lleva a Noia y, de allí, otro que llega a Portosín.
Todo el trayecto es un constante cabilar. Es como si estuviese en otro sitio.

domingo, 12 de junio de 2016

Melide a O'Pedrouzo 13-6-2016


Penúltima etapa si el tiempo no lo impide. Da pena, pero se acaba. Habrá que hacer recuento de cuantas personas quiero tener en mi pensamiento cuando abrace a Santiago. No quiero dejarme a ningun@.
32 km hoy y mañana 20 y ya habremos alcanzado el objetivo principal. O eso creía. Visto lo visto, llegar a Santiago es una excusa. Lo verdaderamente importante es el Camino.

Son las 5:30 y ya estamos en danza.
Llueve de inicio. 
Vamos a desayunar a un bar cercano en el que nos encontramos a Lis desayunando. Nos sentamos con ella para hacer lo propio.

Lis, la señora candiense que me regaló el pin de los amigos del camino de Quebec, me explica que lleva una pocas cenizas de su hermano para dejarlas en Finisterre.
No lo he podido evitar. Me he echado a llorar. Debe ser todo el conjunto de experiencias que se me agolpan en el corazón y eso provoca una cierta garraspera que me suelta el lagrimal. Y es que todo está conectado. Todo.

No es un día claro. Casi no veo por donde pasamos. Quizás mejor. Hoy no tengo mucha motivación. Tengo un cierto nudo en la garganta.

Vamos pasando por bosques de eucaliptus, con un olor intenso. De tanto en tanto troca el olor a heno para las vacas.


Lis, Diego, Pepe y yo vamos caminando juntos. Tras una subida, Lis nos pide que sigamos, ella queda un poco atrás. 
Yo también me voy rezagando. Fotos, notas, deseos de estar solo para saborear estos últimos paisajes.

La lluvia golpea suavemente mi cara. Las rosas me miran y me sonríen. Es maravilloso. Una sonrisa de buena mañana. Ahora recuerdo que, durante el desayuno, Maria Jesús la camarera, que me ha visto mustio, ha venido a regalarnos unos trozos de bizcocho con un pedazo de sonrisa que levanta el ánimo.

Agua. Verde. Más verde. Más agua.

El bosque está neblinoso. Húmedo. Hay plantado maiz y forraje.


Como me retraso, de tanto en tanto Diego viene a recogerme. Me recuerda, en cierta medida, al comportamiento que tiene mi Guspira cuando caminamos por el bosque desperdigados. Trata de reagruparnos yendo de unos a otros.

Seguramente Diego me habrá visto tocado y no quiere que me quede solo.

La verdad hoy me gustaría estar solo solo. Disfrutar sin prisa de la lluvia. Metabolizar lo que me ha ido sucediendo.


En uno de los xiringuitos intermedios veo, al fondo, a Pepe. Diego y él han parado para tomar algo de agua y quizás comprar algo.

El sorpresón es que veo que Yolanda, mi profe de inglés particular, también está sentada aquí e inicia la marcha. Creía que ya estaría casi en Santiago. Nos llevaba bastante delantera.
Inmediatamente saludos y a "cascar" por los codos. 
Poco a poco Diego y Pepe se van alejando. Casi lo prefiero, me encuentro bien chapurreando inglés como si fuera el quinto Beatle. De hecho, me cuenta que toca el clarinete. Charlamos de música. Poco a poco van saliendo cantantes y canciones. Y, de verdad que tiene una entonación envidiable.
Inicia una canción conocidísima de Bee Gees. Run to me. Ufff, una pasada de canción. Pues bien, mientras yo canto la melodía, ella hace la segunda voz como si no costase.


Cantando ni me doy cuenta que nos estamos retrasando respecto de Pepe y Diego. 
Vamos pasando por bosques de eucaliptos altísimos y de un grosor considerable.


Una vez salimos de la masa de eucaliptus recibo un mensaje de Diego que me hace referencia a que ya han llegado y que el albergue se encuentra fuera de las señales.

Casi cuarenta minutos después llegamos al albergue, donde en la puerta nos espera Diego.

Nos registramos y para arriba. Tras una providencial ducha con agua fría, nos vamos a comer a una pizzeria, pero un menú de peregrino.

Paseamos por O'Pedrouzo. Diego quiere comprar tapones de silicona para los oídos. Durante el paseo otro alegrón. Nos cruzamos con Sara, que acaba de llegar. También la hacía mucho mas adelante. Nos saludamos. Veo que tiene un ojo con conjuntivitis. Pero, como ya es normal en ella, "all is fine, all is fine".

La tarde de cháchara y poco más. Voy viendo a gente a la que había perdido la pista. Da una cierta sensación de confort volver a verlos. Los chicos que tenían una guitarra en Ponferrada, a los que canté Cuento para mi niño de Lole y Manuel. Ingrid, una chica alemana que camina con su perra Tuna y que se va colando en todos los albergues.

A la noche cenamos pizza vegetal y otra criolla.


RECORRIDO: prácticamente plano. Con algina subida. Tramos de pista de tierra y carretera. El paisaje espectacular.
CLIMATOLOGÍA: inicialmente nublado, von llovizna, a veces mas fuerte. Más tarde sol. La temperatura agradable.
ALBERGUE: albergue de la Xunta distribuido en dos plantas con diversas salas de literas dobles. Cpcina y comedor. Baños completos para varias personas. De tipo comunitario. En muy buen estado.

sábado, 11 de junio de 2016

Hospital da Cruz a Melide 12-6-2016


Esto se acelera. El cambio de etapas nos devuelve al planteamiento inicial de parar en Melide y, así, poder probar el excelente pulpo a feira que hacen en uno de sus restaurantes.
Y es que, allá donde fueres come lo que pudieres. Y en Galicia: pulpo a feira.

Son las 6:30 cuando Diego, Pepe y yo nos ponemos en marcha. A esta hora la claridad es escasa. El cielo está nublado y, aunque la temperatura es excelente, no espero poder tomar ninguna foto chula del amanecer.
Tomamos una carretera local que discurre por un bosque de pinos.
Los campos se delimitan con manzanos que ahora están en flor. De tanto en tanto encontramos alguna plantación de eucaliptus. Aunque la mayor parte del bosque que cruza la carretera es pino.



En Ligonde dejamos la carretera y nos desviamos por un sendero estrecho (corredeira según Pepe), para volver de inmediato a tomar otra carretera.

Alcanzamos a Lis, una señora canadiense con la que hemos compartido parte del camino. Hasta Palas de Rei vamos hablando. Me entiendo bastante bien con ella en francés.

Después de Palas viene una fuerte y prolongada subida por una pista de tierra. Nos rodea un bosque de roble y nogal y tramos de eucalipto joven.


Comienza a llover. No mucho. Lo suficiente 
Cruzamos Leboreiro, donde encontramos una ermita con una imagen en piedra de una virgen. El camino es empedrado hasta la salida. Nos despide un puente de piedra que cruza un arroyo.


Cada vez son más abundantes las masas de eucaliptus.

Seguimos ahora un largo camino paralelo a la carretera de Lugo, en el que llama la atención que en un xiringuito tienen una gran olla en la puerta con una jarra de plástico colgando de ella. Supuestamente están cociendo pulpo. 

Llegamos al albergue municipal de Melide a las 12:30. Así que a esperar.

Cuando llegamos hay 12 chicos y chicas, de alrededor de 16 años, en la puerta esperando. Se trata de un grupo de alumnos del instituto La vall del Tenes que están de viaje de fin de curso. Lo han iniciado en Sarria. 
Uno de ellos no ha podido hacer el Camino porque lo han operado de la pierna.


Tras ducharnos, nos vamos al otro extremo de Melide a ponernos morados de pulpo. A fe que lo hacemos. A Garnacha, la primera pulpería que encuentras tras llegar a la calle principal de Melide.


La tarde pasa sin pena ni gloria. No estoy muy fino. En una de las salas de estar del albergue nos juntamos Agnes, una señora de Lyon, Lis y yo hablando de todo en francés, como si lo hubiese hecho toda la vida. 
La conversación deriva a expresar un poco la desazón que siento por la cantidad de personas que han quedado atras o que han pasado más adelantadas y a las que ya no veré más. 
Lis capta de seguida que estoy de bajón. Me explica que en Quebec hay una amplia organización de amigos del Camino. Organizan muchas actividades y encuentros acerca del Camino. Busca en su bolso y me regala una insignia de su organización. Muy bonita. Mira por donde me sube la moral de inmediato. La clavo la insignia en mi gorro. Ahora parece que me hayan condecorado.
Esta noche hemos cenado un bocadillo (un bocadillazo) mientras veíamos un partido de la Eurocopa.

RECORRIDO: combinación de pista de tierra y carretera. Plano, en general, con alguna cuesta. 
CLIMATOLOGÍA: Nubes y llovizna. Temperatura agradable.
ALBERGUE: impecable. De la Xunta. Diversas salas con literas dobles. Baños completos de tipo comunitario. Cocina, comedor y diversas salas de estar. 

viernes, 10 de junio de 2016

Sarria a Hospital da Cruz 11-6-2016


Dejamos Sarria para tratar de llegar a Portomarín, a 21 km. Allí hemos quedado con el amigo de Pepe.
Ya se van acabando los días. Siento mariposas en el estómago. A las 6 de la mañana no es fácil discernir si lo que quieres es llegar ya o que dure para siempre. Es una contradicción, lo sé.

Las 6:30 y en marcha. Subimos cuesta arriba para encontrar un bar abierto. Desayunamos cafe con leche y una tarta de nueces que cruje el espíritu.
El día es fresco y, en gallego, no se sabe si va a llover o no o lo contrario.

La cuesta de Sarria no es una cuesta cualquiera. Es la cuesta!! 
Cuando llegas arriba ves la ciudad abajo que está casi tapada por la niebla. Aquí un cruceiro antiguo.


A pesar de ser tan temprano veo que ya hay otros peregrinos que van delante.
En las etapas que restan quizá haya más separaciones de gente que hemos ido coincidiendo y tal vez reagrupaciones con gente que se separaron pero que llevas en el corazón. 
Los ritmos son diferentes. Los alegrones de volver a coincidir son siempre los mismos. Un subidón.

Despues de la subida una bajada de campeonato.
Vamos por un camino de tierra y piedra con abundante arbolado y, como es común aquí, el sonido del discurrir del agua de fondo


Es un camimo pisado. Muy pisado. Miles y miles de peregrin@s me han precediddo antes, durante siglos. Los siento en mis pies. Se hace difícil contener las emociones.
Las lágrimas corren por mis mejillas miemtras mi compadre, ajeno, va abriendo camino. 
Y eso que aún faltan 100 kilómetros.

Mi abstracción se corta cuando pasamos bajo un viaducto larguísimo por el que pasa autovia a Coruña.
Inmediatamente, un paso a nivel sobre una via de tren. Aquí, un mojón indica que estamos a 112 km de Santiago.

A lo largo de la etapa son comunes corrientes de agua que discurren por el camino y que se salvan con un paso estrecho de piedra a un lado. En este caso has de tener cuidado porque te puedes ir contra las ortigas.

Castaños y robles. Un bosque impresionante. Como imptesionantes son las caprichosas formas de las hoquedades de los troncos viejos de los castaños. Siempre sorprende cómo se aferran a la tierra a pesar que el talud los ha dejado casi sin base de tierra.


Una cuesta contimuada y que puede hacer mella, pero el sonido de la naturaleza lo compensa y la hace más llevadera. Mierda!! Debería haber escuchado el sonido de la naturaleza con mayor atención. Entonces hubiese percibido el zumbido de las moscas revoloteando que indica vosta de vaca, como la llama mi compadre en gallego. Como voy escribiendo, pues toma!! En todo el pie derecho. Bueno, ya irá repartiéndose por el camino.

Tras la subidita, llegamos a una meseta cultivada de maiz, avena y pasto. Se percibe frío. La neblina casi oculta la aldea a la que estamos llegando.


Vamos alternando camino de tierra y piedra con carretera vecinal asfaltada que une toda una serie de aldeas muy pequeñas.

Por cierto. Nueva reflexión. Ya no hay manera de entenderse con mi compadre. Ha sido entrar en Galicia y comenzar a hablar rarito. Morriña se llama la cosa.
Grande Pepe!!, grande!! Me llevas en volandas como el mejor de los sherpas.


Verde, verde y verde...y cuando acaba el verde, aún más prado... Y más trinos de pajarillos. Es la gloria. A esto es a lo que llaman SUSEIA. La gloria está más arriba.

Este tramo nos descubre otro de los secretos de Galicia, el mimifundio. Pequeñas parcelas con todo tipo de plantacion. Patata, cereal, nabo, forraje. Pequeñas explotaciones de vacas.

La frondosidad del bosque y la peculiar climatología gallega produce una maravilla de hábitats en los muros de piedra pizarrosa amontonada cubiertos por musgos milenarios.


Aquí encontramos que se utilizan manzanos como delimitadores del camino. Ahora están en flor.

Jejeje. Otra cuestecita. De tanto en tanto pasamos alguna pineda de replantación.
Pasamos por entre taludes adornados, de forma natural, con mazos de campanillas.


De tanto en tanto sorprende una especie de bosque de coles altísimas. Creo que las plantan únicamente para dar como forraje a los animales.


Llegando a Portomarín hay una bajada impresionante y angosta. Hay que bajarla con mucho cuidado. Desemboca en el embalse de Portomarín. Verdaderamente parece un mar.


Una vez en Portomarín nos dirijimos al albergue municipal, donde conocemos a Diego, que ha llegado al mismo tiempo. Hemos llegado muy pronto y el albergue lo abren a la una de la tarde. Así que dejamos las mochilas guardando cola y nos vamos lis tres a hacer una cerveza. Diego se pide agua. No le gusta nada el alcohol.

Estamos esperando a Rafa, amigo de mi compadre. Mientras, propongo avanzar hacia Gonzar para estar más cerca de Melide, donde podremos ir a comer pulpo a feira.
De hecho, será volver al planteamiento inicial.

Total, recogemos las mochilas y, cuando llega Rafa nos vamos a tomar una cerveza y charlamos durante un rato. Tras ello, reemprendemos la marcha hacia Gronzar.


Diego es un tío abierto. Desde el principio tiene algo que cae bien. De seguida nos presentamos y, durante la marcha (a todo trapo), nos cuenta que es militar de carrera. Capitán en el Ejército de Tierra. Veterinario de formación y con diversas especializaciones y masters. Vaya, una ganga de persona. Nos cuenta un poco sobre su carrera y cómo se producen los ascensos. 
Anécdotas y más anécdotas, a cual más interesante.

Nos explica una verdadera situación de superación personal. Resulta que en los inicios de su carrera de veterinario sufrió un infarto cerebral. Ello le produce una hemiplejia con media parte del cuerpo paralizada. El diagnóstico es fatalista. Le aconsejan dejar los estudios. No solo no los deja sino que continuó, recuperó la movilidad y terminó su carrera de Veterinario. Y si le viéseis como camina!! Tela!!

Entre anécdota y anécdota llegamos a Gronzar. El trayecto nos ha resultado insulso y poco atractivo, además de desangelado y sin sombras. Cada vez más, el calor va haciendo de las suyas.

En Gronzar están de fiestas y encontramos a los músicos ensayando. En el albergue nos advierten que la fiesta, que está al lado mismo, durará hasta las 5 de la madrugada. La señora que se encarga del albergue nos aconseja que continuemos hasta el siguiente albergue, Hospital da Cruz.

En Hospital da Cruz sólo hay el albergue, un restaurante-hostal y un cercado con venta de tractores.

Nos registramos en el albergue y, tras ducharnos, vamos a comer. Un menú bastante correcto. Durante la comida, Diego nos cuenta más anécdotas, como por ejemplo que, por razón de su cargo, ha tenido que ir a Barcelona a juicios militares, dado que es allí donde está la sede de la región militar a la que pertenece Baleares.

La tarde no da para mucho. Y la cena es un bocata de calamares.

RECORRIDO: cambio constante de carretera a camino de tierra. El piso en general bueno. Algún tramo difícil. El paisaje espléndido excepto el trayecto Portomarin Hospital da Cruz
CLIMATOLOGÍA: dia claro y caluroso, sobre todo a partir de las 12.
ALBERGUE: mas que correcto. Una sala con 12 literas dobles. Cuarto de baño completo, cocina y comedor.

jueves, 9 de junio de 2016

Triacastela a Sarria 10-6-2016


Un poquito más. Ya estamos acercándonos al grueso del peregrinaje. Llegamos a Sarria, lugar de inicio para much@s. Allí será cuando comencemos a ver si hay o no masificación.
Nos separan 19 km. Vamos por la vía tradicional. Desechamos ir por Samos.

Las 5 de la madrugada. Afeitado y acicalado. Está chispeando fuera y puede ser que hoy nos pille lluvia. Ya veremos cómo están los caminos.
De momento, la puerta de salida está cerrada con llave. De aquí no sale nadie hasta que no venga la persona que lleva la recepción de peregrin@s 
¿y si se duerme?

Pues no. A las seis la puerta está abierta.

Son las 6:40 y ya estamos en marcha. Con el cielo chisposo. Desayunamos en el bar de enfrente del albergue. Un café con leche y un croissant tamaño familiar.
Ahora no llueve. Pero no se sabe qué va a pasar. Preguntado al camarero que es de aquí, asegura que depende. Es gallego.

Tratamos de hacer el menor ruido posible al caminar por la calle principal. La calle es estrecha y retumba cada zapatazo. Me imagino que los vecinos estarán hartos que, de buena mañana, vayan pasando una fila de peregrin@s cada cual diciendo lo suyo. O golpeando los bastones. Tac tac tac...

Lo primero, de salida un sonoro rio que cruzamos por la carretera. Con un bosque de castaños.


La lluvia arrecia y hay que ponerse la capa, que vamos poniendo y quitando ahora si ahora no.

El recorrido nos va llevando por aldeas dedicadas a la ganadería. Vacas rubias francesas y vacas blancas y negras holandesas. Los parajes, aunque lluvioso, son espectaculares. Con caídas de agua cada dos pasos. Está claro por qué no se aprecia aquí un sistema de riego estructurado, como habíamos visto en otras comarcas. La lluvia es tan abundante aquí que no es necesario.

Por medio, es constante encontrar muestras de afectos encontrados.


A lo largo del camino, la "mensajería" es constante. Los afectos están a flor de piel. Cosas de la juventud. Jejeje

El trayecto no da para mucho. En una mordida nos lo hemos zampado. Esta etapa y la que viene son cortitas, con la intención de visitar al amigo de Pepe en Puerto Marín.

Llegamos a Sarria algo más tarde de las 11 y hemos de esperar hasta la 1. Sarria es una ciudad más bien grande. Semejante a Vilanova i la Geltrú. 


El albergue es de la Xunta y se encuentra cerca del trazado del Camino.
Una vez aposentados y acicalados, salimos a comer en "La travesía dos soños". Realmente bien y por poco dinero.


A la tarde a pasear por Sarria y a comernos un merengue. A las 7:30 a misa de peregrin@s.

RECORRIDO: a tramos tierra y carretera. Varios lugares embarrados. El paisaje espléndido.
CLIMATOLOGÍA: dia nuboso y a horas lluvioso. Temperatura más bien fresca.
ALBERGUE:en muy buen estado. Tres salas amplias con varias literas dobles. Lavabos completos, cocina y comedor amplios.

miércoles, 8 de junio de 2016

O'Cebreiro a Triacastela 9-6-2016


Una corta, una corta. 20 kilometros hasta Triacastela. Además en bajada. La gente tiene ganas de llegar. Hacen tiradas mas largas. Pero eso significa que se acaba. Nosotros preferimos ir exprimiendo los últimos kilómetros como si fuese lo último que haremos en la vida.
Cuesta hacerse a la idea que se van acabando amaneceres como este.


6:30 de la mañana. Un buen tazón de café con leche y una tostada recién hecha con su mantequilla y su mermelada. Inmejorable para iniciar con optimismo el ataque al alto do Poio 

El dia es claro. Cuatro nubes al fondo. Parece que el sol apretará. Suerte que la parte mas dura la hacemos con la fresca de la mañana.

Salimos por un camino de tierra que va al alto de San Roque. Con una subidilla inicial que no está mal para abrir los pulmones. Vete a saber donde para ya la tostada. Cruzamos un bosque con todo tipo de arbolado. Predomina el pino y la acacia.
Hasta ahora hemos ido subiendo poco a poco. 
El camino, a no tardar mucho, desemboca en una carretera de ceniza por la que vamos descendiendo. la ladera aquí está cargada de helechos (fieitos según Pepe). 

En Liñares nos desvían de la carretera por un sendero entre el bosque.
Llegamos, así, a San Roque, con 1270m de altura. Es un espectáculo el valle y las colinas menores allí abajo.


Ahora a por el pollo. Un aperitivo para nosotros.
Antes del alto do Poio, encontramos una aldea. El Hospital de la Condesa.

La subida al alto do Poio tampoco no tiene más complicación que unos 200 metros de cuesta empinada, tras de la cual hay un pedazo de bar en el que encontramos a muchisimos de l@s peregrin@s que había en O'Cebreiro. Esto es una romería.


Desde la cima do Poio bajamos paralelos a la carretera. 
Hay que hacer notar algo interesante. Los mojones señalizadores en Galicia muestran los kilómetros con 3 decimales. Es decir, en metros. No tienen guasa!!

Jaume Miquel Serdà nos escribe en catalán y así lo transcribo:
"El sol us il·luminarà des del darrera.
La vostra ombra us precedirà i , com una catifa, amortiguarà tot recollint-lo el vostre pas cansat, però poderós. 
Amb la força que dona el veure que s'acosta, que es a tocar l'objectiu tant treballat. 
Endavant amics... us està esperant!"

En todo el trayecto se empiezan a ver pequeñas explotaciones de pocas vacas. Las calles se ven llenas de excrementos de vaca, con los que se mezcla el olor a heno del forraje que dan a las vacas.

La bajada, a partir do Poio es casi constante y pronunciada, cruzando varias aldeas, todas con semejantes características. El olor de las calles es una mezcla de heno y madera quemada.


Las vistas son impresionantes desde arribsa. Todo se ve pequeñito abajo. 
Abundan las caídas de agua que se desliza de los musgos.
En un remanso del camino hay cinco vaquitas rubias retozando.


Algo más abajo hay un grupo de vacas en un prado. Se traya de una explotación pequeña.

En Filloval encontramos un hórreo cuadrado, raro según Pepe. Tomamos una corredoira, que es un camino rural metido entre taludes altos cubierto por las ramas de los robles.

A la entrada de Triacastela un castaño centenario. Aquí vamos por camino de hormigón.


Triacastela es un pueblo muy pequeño. Tal vez de no más de 100 habitantes. Se crea alrededor de un par de calles.

El albergue que vamos es al de la Xunta. Abren a partir de la una de la tarde. Debemos esperar un buen rato. 
Tras instalarnos vamos a un bar cercano a comer um menú. Yo caldo gallego, para entrar en materia.
A la tarde, nada que hacer más que dar vueltas y hacer fotos.
A la tarde noche cenamos de tapeo.

RECORRIDO: el piso en todo momento bueno. Cpmbina tierra y asfalto. Algunas cuestas empinadas. Bajadas con mucha pendiente. El paisaje espectacular.
CLIMATOLOGÍA: cielo claro y soleado. Temperatura agradable. Mas elevada a medida que pasa la mañana.
ALBERGUE: municipal. En buen estado. Dos pabellones reducidos. Con dos plantas cada uno. En cada planta 5 salas reducidas con dis literas dobles cada una. No he visto cocina. Los lavabos estan bien pero no hay papel.